María, su embarazo en un campo de refugiados en Uganda
Los asentamientos de Uganda albergan alrededor de cien mil refugiados. María es una de las miles de personas que se ha visto obligada a vivir con su familia el campo de refugiados como consecuencia de la guerra civil sudanesa y congoleña. Antes de llegar allí sabía que sus condiciones de vida iban a ser igual de difíciles que antes. Sin embargo, desconocía que su hogar comenzaría a crecer y que sería feliz a pesar de las circunstancias.
Estaba embarazada de mellizos cuando un día comenzó a sentir fiebre, dolor y sangrado. Ante el malestar continuo, decidió acudir al centro ambulatorio que Amref ha puesto en marcha y en el que trabajan más de veinte profesionales sanitarios. Le diagnosticaron amenaza de aborto espontáneo por malaria y le proporcionaron medicamentos para evitar complicaciones en el embarazo.
Los trabajadores sanitarios le hicieron la prueba del VIH y la sífilis. Afortunadamente los resultados fueron negativos y todo continuaba con normalidad. “Me entregaron mi tarjeta prenatal y me animaron a que siguiera asistiendo a los servicios de atención prenatal con regularidad para controlar de cerca el embarazo”, explica la joven.
Las matronas, enfermeras y el personal sanitario son fundamentales para abordar y combatir la mortalidad materna. Una de las funciones principales de una matrona es atender partos, pero también proporcionar información en salud reproductiva. “El personal del centro de salud me informó sobre diversos temas como los beneficios de la atención prenatal, la nutrición, el cuidado del bebé, las señales de alerta del embarazo y la planificación familiar que me ayudaron mucho”, asegura María.
Meses después dio a luz a sus dos niños mediante cesárea en el centro de salud de Uriama donde un equipo de profesionales la atendió constantemente.
“Si mis hijos y yo estamos vivos, sanos y vacunados hoy, es solo gracias a Amref”, declara María. Desde el 1 de enero de 2019 la organización trabaja en el asentamiento de Uganda con el objetivo de aumentar el acceso a los servicios de salud y mejorar las condiciones de vida de los refugiados y miembros de la comunidad de acogida. “Antes de que Amref construyera el ambulatorio teníamos que hacer grandes distancias para acceder a los servicios de salud y, en ocasiones, las madres daban a luz en casa o en la carretera, sin ningún acceso a la atención prenatal", expresa preocupada María.
María, su embarazo en un campo de refugiados en Uganda
Los asentamientos de Uganda albergan alrededor de cien mil refugiados. María es una de las miles de personas que se ha visto obligada a vivir con su familia el campo de refugiados como consecuencia de la guerra civil sudanesa y congoleña. Antes de llegar allí sabía que sus condiciones de vida iban a ser igual de difíciles que antes. Sin embargo, desconocía que su hogar comenzaría a crecer y que sería feliz a pesar de las circunstancias.
Estaba embarazada de mellizos cuando un día comenzó a sentir fiebre, dolor y sangrado. Ante el malestar continuo, decidió acudir al centro ambulatorio que Amref ha puesto en marcha y en el que trabajan más de veinte profesionales sanitarios. Le diagnosticaron amenaza de aborto espontáneo por malaria y le proporcionaron medicamentos para evitar complicaciones en el embarazo.
Los trabajadores sanitarios le hicieron la prueba del VIH y la sífilis. Afortunadamente los resultados fueron negativos y todo continuaba con normalidad. “Me entregaron mi tarjeta prenatal y me animaron a que siguiera asistiendo a los servicios de atención prenatal con regularidad para controlar de cerca el embarazo”, explica la joven.
Las matronas, enfermeras y el personal sanitario son fundamentales para abordar y combatir la mortalidad materna. Una de las funciones principales de una matrona es atender partos, pero también proporcionar información en salud reproductiva. “El personal del centro de salud me informó sobre diversos temas como los beneficios de la atención prenatal, la nutrición, el cuidado del bebé, las señales de alerta del embarazo y la planificación familiar que me ayudaron mucho”, asegura María.
Meses después dio a luz a sus dos niños mediante cesárea en el centro de salud de Uriama donde un equipo de profesionales la atendió constantemente.
“Si mis hijos y yo estamos vivos, sanos y vacunados hoy, es solo gracias a Amref”, declara María. Desde el 1 de enero de 2019 la organización trabaja en el asentamiento de Uganda con el objetivo de aumentar el acceso a los servicios de salud y mejorar las condiciones de vida de los refugiados y miembros de la comunidad de acogida. “Antes de que Amref construyera el ambulatorio teníamos que hacer grandes distancias para acceder a los servicios de salud y, en ocasiones, las madres daban a luz en casa o en la carretera, sin ningún acceso a la atención prenatal", expresa preocupada María.