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La Mutilación Genital Femenina:
acabemos con ella en el 2030

La mutilación genital femenina es una cuestión de derechos humanos

Cuando una niña es sometida a la mutilación genital femenina, su futuro cambia para siempre. Más de 4 millones de niñas son mutiladas cada año.

En la mayoría de los casos dejarán la escuela, serán dadas en matrimonio a un hombre mucho mayor que ellas y pasarán por una experiencia peligrosa y traumática que dejará secuelas físicas y psicológicas, pudiendo acabar con sus vida.

En esta práctica dañina confluyen la vulneración de derechos humanos, la necesidad de un abordaje intercultural de cuestiones ligadas a la intimidad e identidad de las personas, y el compromiso moral de evitar prácticas tradicionales que implican un trato discriminatorio, violento, degradante y doloroso para las mujeres.

La Mutilación genital femenina es la extirpación parcial o total de los genitales femeninos externos por motivos no médicos. Hay varios tipos de mutilaciones genitales femeninas, y no hay una forma homogénea de practicarla. Según cada comunidad, región o país, la práctica varía, su proceso de curación también, la edad de las niñas es diferente y se mantiene con más o menos secretismo.

La prevalencia de la mutilación en los países del noreste de África (Egipto, Eritrea, Etiopía y Sudán) varía del 80% al 97%, mientras que en África Oriental (Kenia y Tanzania) varía del 18% al 38%. En Etiopía, según la Encuesta de Salud Demográfica de Etiopía (2016), el 65% de las mujeres de entre 15 y 49 años fueron mutiladas.

La mutilación genital femenina también existe en Europa, donde se estima que cada año 180.000 niñas están en riesgo de padecerla, y 600.000 mujeres y adolescentes viven con sus secuelas.

Más de 200 millones de mujeres y niñas vivas actualmente han sido sometidas a la mutilación genital femenina en los 30 países de África, Oriente Medio y Asia donde se concentra esta práctica. La prevalencia de la mutilación no está marcada sólo por barreras geográficas, sino que varía entre los grupos étnicos, en donde se realiza ancestralmente en el contexto de los ritos de paso y como elemento socializador de las niñas.

En la mayoría de los casos se practica en la infancia, en algún momento entre la lactancia y los 15 años.

Se calcula que cada año más de tres millones de niñas corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina. La mutilación provoca enormes problemas físicos, psíquicos y emocionales. Además, las niñas se casan antes después de la mutilación y corren un mayor riesgo de quedar embarazadas a una edad temprana y abandonar sus estudios.

La mutilación genital femenina es una cuestión de derechos humanos y de violencia contra la mujer, con implicaciones sanitarias y psicosociales. Viola el derecho de niñas y mujeres a la integridad y afecta directamente a su salud física, sexual, reproductiva y psicológica, perpetuando las desigualdades de género.

Con los movimientos migratorios se da ahora en diferentes países en los que no se realizaba de forma tradicional. Hoy la mutilación genital femenina es una realidad presente en los países europeos, Canadá, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. La mutilación genital femenina es un problema global que nos involucra a todos. En Europa hay 600.000 mujeres que han sido víctimas de las mutilación y 180.000 niñas en peligro de serlo. En España, se estima que unas 55.000 mujeres, de las cuales 17.000 son niñas, están en situación de peligro.

El paso a la edad adulta es de gran importancia en todas las sociedades, tanto a nivel personal como a nivel colectivo.

Cada cultura tiene sus propios ritos que marcan ese momento. Para muchas niñas de África Subsahariana, ese paso supone dejar de lado su educación, contraer matrimonio de forma precoz y sufrir en muchos casos, la mutilación genital femenina. Se realiza de forma clandestina, sin asistencia sanitaria ni las condiciones de salubridad necesarias y por cortadoras tradicionales sin formación sanitaria.

En Amref Salud África imaginamos un continente libre de la mutilación genital femenina, donde las niñas puedan continuar su educación y convertirse en las mujeres que quieran ser.

Promovemos la eliminación de la mutilación genital femenina a través de un movimiento panafricano, con iniciativas dirigidas por la comunidad y apoyándonos en las escuelas, sistemas de salud, sistemas nacionales de protección a la infancia como actores clave.

La mutilación genital femenina tiene un valor cultural y tradicional para las comunidades. El cambio duradero y sostenible para la erradicación de la mutilación debe primero nacer y ser dirigido por las propias comunidades. Con perseverancia y respeto, se involucra y sensibiliza a las comunidades para que ellas mismas comprendan la necesidad de cambiar estas normas culturales perjudiciales para las niñas y para el desarrollo de la comunidad.

El movimiento que impulsamos implica a varios países de África Subsahariana, lo integran las poblaciones locales y se adapta a las formas y contextos que cada comunidad tiene para poner en práctica la mutilación genital femenina.

Durante nuestros programas de sensibilización contra la mutilación genital femenina implicamos a todos los integrantes de la comunidad. No solo a las niñas y a las autoridades, también a los ancianos, los padres y las madres y a los jóvenes varones.

Los ritos de paso alternativos, respetan la cultura del festejo pero eliminan las prácticas dañinas, como la mutilación genital.

En este rito se mantienen los valores culturales de la comunidad, su identidad étnica y de género, pues estas niñas dejan de ser infantes para convertirse en mujeres a ojos de la comunidad. La ceremonia mantiene el folclore tradicional, con bailes y banquetes.

Los ritos de paso alternativos involucran a toda la comunidad: ancianos líderes, padres, madres, profesorado, autoridades y jóvenes varones reciben sesiones informativas durante varias semanas sobre lo dañina que puede resultar esta práctica y sobre la importancia que supone para su comunidad que las niñas finalicen su educación secundaria.

Los días previos a la fiesta, las niñas hacen un curso de educación sexual, higiene y aprenden y entienden sus derechos.
Estos ritos de paso están organizados y gestionados por personas de las propias comunidades. Además se cambia la forma en que los ancianos bendicen a las niñas. Antes se las bendecía para ser buenas esposas y madres. Ahora, se las bendice con cuadernos y bolígrafos para que sean buenas estudiantes y continúen su educación. Consideramos que estos ritos alternativos son pasos muy importantes para todas las sociedades. La eliminación de la mutilación genital femenina y de otras prácticas dañinas en los procesos de transición de la infancia a la vida adulta elimina algo fundamental: el miedo.


Gracias a esta metodología ya hemos logrado que cinco comunidades rechacen la mutilación genital femenina la samburu, borana, rendille, gabra y masái.

Nice Nailantei Leng’ete: guerrera masái contra la mutilación genital femenina

¿Qué hemos logrado?

Llevamos celebrando ritos de paso alternativos desde hace más de una década. El primero se realizó en 2009, y desde entonces hemos replicado el modelo en diferentes áreas geográficas de Kenia y Tanzania, con diferentes comunidades.

Desde que iniciamos este programa:
– Se ha evitado que más de 20.000 niñas sean mutiladas.
– 5.4 millones de habitantes de Kenia y Tanzania han sido alcanzados mediante mensajes sensibilizadores a través de la radio.
– 90.000 chicas, chicos, padres, ancianos líderes y otros miembros de la comunidad educados en los efectos de la MGF.
– Más de 400 parteras tradicionales se han sensibilizado sobre el riesgo de la MGF.
– Este modelo ha conseguido reducir la prevalencia de la práctica hasta en un 24% en ciertas regiones de Kenia.

Solo en el año 2020 hemos salvado de la mutilación genital femenina a más de 4.500 niñas y en el 2022 ponemos en marcha un proyecto para proteger a más de 9.000 niñas en la región de Afar, Etiopía gracias a la financiación de la Agencia Española Internacional para el Desarrollo.

El trabajo de Amref España en Etiopía y Senegal

Desde 2020 implementamos el proyecto “Poner fin de la Mutilación genital femenina en Afar” en Etiopía, subvencionado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, para reducir la mutilación genital femenina en las comunidades semi-nómadas y pastoralistas, logrando el reconocimiento individual, comunitario y gubernamental de la MGF como una violación de los derechos humanos de mujeres y niñas.

El objetivo es proteger a más de 9.000 niñas de esta práctica.

Aunque en Etiopía esta práctica es ilegal desde 2005, un estudio realizado en la zona demuestra que solo un 28% de las personas sabe que existe esta penalización. Un ejemplo de que la prohibición en sí misma no es efectiva si no va a acompañada de una campaña de sensibilización y asesoramiento.

En la zona donde se realiza el proyecto las niñas sufren la mutilación genital cuando apenas tienen 1 año de vida. La inmensa mayoría de niñas (90%) la han sufrido y una proporción significativa de madres (71%) apoya su continuidad y está dispuesta a practicar la mutilación genital de sus hijas. La MGF se percibe como una ventaja, algo cultural e incluso, erróneamente, como algo religioso.

Además de en Etiopía, desde 2021 trabajamos en Senegal con un proyecto que lucha contra la mutilación genital y otras formas de violencia de género financiado por el Ayuntamiento de Madrid.

Su objetivo es apoyar a activistas anti mutilación genital femenina para que puedan influir en la comunidad y los líderes tradicionales en el reconocimiento de estas prácticas dañinas y de violencia contra la mujer, como una violación de los derechos humanos. También va a promover capacidad de emprendimiento de las mujeres y a fortalecer el sistema de salud local para atender y dar respuesta a las secuelas ginecológicas que padecen las mujeres mutiladas.

Embarazos adolescentes

Embarazos Adolescentes

Todos los días, en los países en desarrollo, 20.000 niñas menores de 18 años dan a luz. Esto equivale a 7,3 millones de nacimientos al año. Y si se incluyen todos los embarazos, no solo los nacimientos, el número de embarazos de adolescentes es mucho mayor.

Cuando estas niñas quedan embarazadas, sus vidas pueden cambiar radicalmente: lo más común es que no terminen la escuela y se desvanezcan sus perspectivas de un futuro mejor perpetuando el círculo de la pobreza. Se vuelven más vulnerables frente a la pobreza y la exclusión, y por lo general se resiente su salud

Las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte en niñas adolescentes.

En 2018, la tasa de natalidad adolescente estimada a nivel mundial fue de 44 nacimientos por cada 1.000 niñas de 15 a 19 años; en África occidental y central, esta cifra se situó en 115 nacimientos, la tasa regional más alta del mundo. Países como República Centroafricana, Níger, Chad, Angola y Malí encabezan la lista de países con la tasa de natalidad adolescente más alta (por encima de 178). En el período 2010-2015, más del 45% de las mujeres de 20 a 24 años informaron haber dado a luz por primera vez a los 18 años.

Los embarazos de adolescentes en África se producen por muchas causas, podemos citar:


- Matrimonio infantil
- Desigualdad de género
- Obstáculos a los derechos humanos
- Pobreza
- Violencia y coacción sexual
- Políticas nacionales que restringen el acceso a anticonceptivos y educación sexual adecuada a la edad
- Falta de acceso a educación y servicios de salud reproductiva

Desafortunadamente, en África no siempre es evidente que las niñas tengan derecho a decidir sobre su propio cuerpo y, a menudo, tienen poco que decir sobre su propia sexualidad. Se las ve como mujeres a una edad temprana y se cree que ya están listas para el matrimonio y el embarazo.

Decenas de miles de adolescentes mueren cada año por causas relacionadas con el embarazo y el parto, que aunados constituyen la segunda causa principal de muerte en niñas adolescentes de entre 15 y 19 años en el mundo.

A menudo, el cuerpo de estas niñas no está completamente desarrollado y, por lo tanto, no está listo para gestar un niño y dar a luz.

Debido a la escasez de personal médico en los países africanos, muchas adolescentes dan a luz en casa. Dar a luz sin supervisión profesional puede ser peligroso, especialmente cuando surgen complicaciones como hemorragias e infecciones. Esto puede provocar la muerte de las madres jóvenes y de sus bebés. Estos riesgos son mucho menores cuando las niñas embarazadas reciben atención médica. Desafortunadamente, no todos los hospitales locales tienen suficientes sanitarios bien capacitados e incluso un parto en un hospital puede causar problemas. Hay pocas instalaciones y material médico. El agua limpia es a menudo un lujo.

Queremos detener los embarazos de adolescentes en África.

Formación de personal sanitario

Formación de matronas, mujeres que ayudan a su comunidad y que se convierten en parte activa de la promoción de la salud local. Una matrona capacitada puede atender a 500 madres cada año y su figura resulta imprescindible en partos en los que, ya sea por falta de infraestructuras para llegar al hospital o por decisión propia de dar a luz en casa, no esté presente otro profesional sanitario.

Formamos agentes de salud comunitarios. Estos brindan educación sexual a los jóvenes y les informan sobre los métodos anticonceptivos. También informan a la gente de las aldeas sobre los riesgos del embarazo en la adolescencia y el matrimonio infantil.

Trabajamos en las escuelas con sesiones de información y sensibilización donde se trabaja contra la violencia de género y se empodera a las niñas y adolescentes para que retrasen la edad de iniciación a la sexualidad.

Planificación familiar y formación a jóvenes

A través de nuestro proyecto “Defiende a los adolescentes”, Amref se dirige directamente a los niños y niñas y los educa sobre el embarazo, la salud reproductiva y la anticoncepción.

El proyecto Uzazi Uzima de Amref en Tanzania está implementando un programa de educación sobre salud sexual y reproductiva para adolescentes en 145 escuelas mediante el establecimiento de clubes juveniles escolares.

Refugio para niñas y mujeres jóvenes

Nuestra Campeona Nice Leng’ete está comprometida con la eliminación de la mutilación genital femenina y la formación y apoyo a las niñas. El año pasado comenzó la construcción de “A Nice place”, un refugio seguro al que las niñas pueden acudir cuando corran el riesgo de ser sometidas a la mutilación genital o a un matrimonio forzado.

Ya hemos logrado buenos resultados en varios países:

 

- En Malawi, 440 niños han regresado a la escuela después de quedar embarazadas, gracias a nuestra provisión de información.
- En Mozambique, hemos proporcionado educación sexual a más de 14.000 adolescentes. Además de la información que brindamos a los adolescentes, también hemos informado a 78 jefes de aldea. Estos líderes ahora están discutiendo la salud y los derechos sexuales.
- En Kenia capacitamos a líderes, padres, maestros y cuidadores. Por ejemplo, hemos proporcionado formación e información a 200 padres kenianos sobre derechos sexuales y salud. Para prevenir los embarazos en la adolescencia, es importante que los padres, maestros y ancianos del pueblo también comprendan que es importante que las niñas no se casen demasiado pronto y tengan hijos, sino que primero terminen la escuela y retrasen la edad del embarazo.
- En Etiopía, brindamos capacitación a 46 maestros y cuidadores. Se trata de las directrices nacionales para una educación amigable para los jóvenes sobre la sexualidad y la salud sexual.

Matrimonio infantil forzado

Matrimonio Infantil Forzado

La ONU reconoce que: “el matrimonio infantil forzado es una práctica nociva que constituye violación, abuso o menoscabo de los derechos humanos, y está vinculada a otras prácticas perjudiciales y violaciones de derechos humanos y las perpetúa, y que esas violaciones de los derechos humanos tienen un efecto desproporcionadamente negativo en las mujeres y las niñas”

A pesar de las leyes que lo prohíben, la práctica sigue siendo generalizada: en todo el mundo, una de cada cinco niñas está casada o en unión antes de cumplir los 18 años. En los países menos desarrollados, ese número se duplica: el 40% de las niñas se casa antes de los 18 años. y el 12% de las niñas se casa antes de los 15 años.

El matrimonio infantil amenaza la vida y la salud de las niñas y limita sus perspectivas de futuro. Las niñas obligadas a contraer matrimonio, a menudo dejan la escuela y quedan embarazadas cuando aún son adolescentes. Sus posibilidades de futuro desaparecen.

El embarazo precoz plantea una serie de riesgos para la salud de las niñas cuyos cuerpos pueden no estar aún lo suficientemente desarrollados para la maternidad. A nivel mundial, las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte entre las adolescentes.

A veces se utilizan distintos términos “ matrimonio infantil, precoz y forzado “ y parece que son distintos, pero de hecho se superponen.

El matrimonio infantil y el matrimonio precoz se refieren básicamente a lo mismo: matrimonios en los que uno o ambos cónyuges tienen menos de 18 años.

El matrimonio forzado es un matrimonio en el que uno o ambos cónyuges no dan su consentimiento pleno y libre, independientemente de la edad. Dado que en la mayoría de los países no se considera que los niños puedan dar su consentimiento legal, todos los matrimonios infantiles son matrimonios forzados.

El matrimonio infantil es un problema mundial. Incluso ocurre en países desarrollados.

Las tasas más altas de matrimonio infantil se observan en África occidental: en Níger, el 76% de las mujeres entre 20 y 24 años se casaron antes asado antes de los 18 años, en Mali el 59,6% y en Chad el 66,9%1

El matrimonio infantil también es común en el sur de Asia, América del Sur y el Caribe.

En algunos países del mundo, debido a la desigualdad de género, las hijas se ven con frecuencia como una carga o una mercancía.

En países empobrecidos, los padres con dificultades económicas a menudo creen que el matrimonio asegurará el futuro de sus hijas. En los lugares donde la familia de la novia paga una dote a la familia del novio, las novias más jóvenes suelen tener dotes menores, lo que crea un incentivo para que los padres casen a sus hijas antes de tiempo. En lugares donde la familia del novio paga el precio de la novia, los padres en circunstancias difíciles pueden casar a sus hijas como fuente de ingresos.

El matrimonio infantil es una violación de los derechos de la niña. Casarse asegura que ya no pueden ser niñas. El matrimonio infantil también tiene un gran impacto en el futuro de sus posibilidaddes. Es menos probable que una niña casada vaya a la escuela porque se espera que asuma las tareas del hogar. Sin educación hay menos posibilidades de independencia financiera y menos perspectivas de futuro. Además, existe una mayor probabilidad de embarazos en la adolescencia. Debido a que el cuerpo de una niña menor de 18 años no está listo para el embarazo y el parto, existe un mayor riesgo de problemas durante el parto.

Las Naciones Unidas estiman que debido a la actual crisis de la COVID-19, el matrimonio infantil aumentará enormemente y que aproximadamente 13 millones de matrimonios infantiles no se podrá prevenir. Las escuelas y los refugios han estado cerrados durante mucho tiempo y, a menudo, estos son lugares seguros para las niñas.

La COVID-19 también tiene consecuencias económicas. Muchos padres pierden sus ingresos y en ocasiones ven el matrimonio de sus hijas como una solución a los problemas económicos.

Los trabajadores sociales visitan a las familias con menos frecuencia, lo que resulta en un menor control social.

Aunque los matrimonios infantiles están prohibidos en muchos países, todavía ocurren. Para detener esto, en Amref hemos puesto en marcha varias iniciativas:

Capacitación de agentes de salud comunitarios

Formamos agentes de salud comunitarios que operan fuera de las instalaciones sanitarias, visitando a las personas en sus hogares e interactuando con ellas en sus propias comunidades. Los agentes de salud brindan información en las aldeas sobre los peligros del matrimonio infantil, vitan a las familias y pueden controlar si las niñas corren algún riesgo.

Nuestras campeonas por el cambio

Formamos modelos locales a seguir para educar a las comunidades. Vienen de los pueblos y tienen la confianza de la gente. Son nuestras “Campeonas por el cambio”.

Una de estas campeonas es Talaso Gababa de Kenia, comprometida a defender los derechos de las niñas y mujeres jóvenes en África. La información que brindan las Campeonas sensibiliza a los jóvenes sobre sus derechos.

Podemos conseguir un cambio duradero en África. Los modelos a seguir se centran en cambiar actitudes y opiniones sobre prácticas nocivas como el matrimonio infantil forzado y la mutilación genital femenina. Es importante que todos en la comunidad estén involucrados, incluidos los niños, los padres, los ancianos y los jefes para que el cambio venga desde dentro y sea apoyado por todos.

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